El suelo, las paredes y el techo son las tres zonas que juntas transforman las sensación de una habitación, salón, etc. Su interacción entre ellas puede cambiar la impresión general, dependiendo de la elección de colores, patrones, iluminación, etc.
En este artículo nos centramos en el suelo y más concretamente en las diferentes especies de madera natural para suelos de parquet. Sin duda estamos ante uno de los elementos más importantes cuando se desea crear un cierto estilo, además de que un suelo de madera es elegante y agradable para caminar.
Cambios en los suelos de madera natural
Los parquets de madera natural “están vivos” y por lo tanto evolucionan con el tiempo, propio de los cambios naturales de la madera, como por otra parte también sucede en la naturaleza.
La superficie de los suelos de madera natural está expuesta desigualmente a la luz, de igual manera que no todas las áreas son sometidas al mismo grado de limpieza ni desgaste. Esto se puede observar por ejemplo en zonas protegidas con alfombras y mobiliario con respecto a otras directamente expuestas a la luz o al tránsito. Una reubicación de estos elementos (alfombras y mobiliario) puede evitar que se genere o disminuir la diferencia entre las zonas del suelo expuestas y no expuestas.
Por otra parte estos cambios de aspecto en los suelos de madera natural no es algo negativo en sí, estos cambios son previsibles e incorporan belleza y distinción a los suelos de madera.
Imperfecciones de la madera natural en parquet
Hay quien ve imperfecciones en la madera natural en un suelo de parquet al apreciar marcas de nudos y esto no es un defecto sino todo lo contrario: un valor añadido.
Los nudos en la madera de los árboles representan el nacimiento de las ramas sobre su tronco, por lo tanto estamos ante un elemento natural. La silueta de sus diferentes líneas obedecen a los años que han trascurrido desde su nacimiento hasta el momento de su tala. Esas ramas que en su día proporcionaron sombra a todo aquél que se situase debajo de él, ahora nos aportan una huella de vida como recordatorio permanente de la perfección de la naturaleza.
Especies de madera más utilizadas para suelos de parquet
Del amplísimo catálogo de maderas que existen en la naturaleza, a nivel de las más utilizadas en la elaboración de parquets se reduce a un par de decenas y de estas, se puede afirmar que las de fresno, haya, roble, arce americano, cerezo, nogal, jarrah,… y poco más son las más populares.
Cada una de ellas aporta diferencias notables a tener muy en cuanta como por ejemplo su dureza, su color y tono, su resistencia a cambios tras exponerse a la luz solar natural, al desgaste, el rayado, limpieza de mantenimiento, etc. Por lo tanto y como ejemplo, las más duras son las candidatas para zonas de mucho paso y desgaste, mientras que para otros casos como la del abedul (madera de dureza media) pueden ser adecuadas para suelos menos expuestos como en cocinas y vestíbulos.
Entre las especies de madera más utilizadas para suelos de parquet se encuentran (nota – la dureza se da en un porcentaje con respecto a la que presenta el roble):
El fresno (Fraxinus sp)
El fresno es originario de Suecia y su madera tiene una dureza del 10% superior a la del roble. Su albura (parte de la madera más suave, más ligera y siempre suele ser de color muy claro) es casi blanca. El duramen (parte más resistente de la madera) oscila entre marrón grisáceo claro y amarillo claro con vetas marrones creando dibujos muy especiales y dándole al suelo un aspecto vivo y totalmente exclusivo. Con el tiempo su color va pasando de un tono arenoso claro a un color más paja-tostado.
El haya (Fagus sp.)
El haya también es originario de Suecia y su madera tiene la misma dureza que la del roble. Su color oscila entre un crema claro y un tostado amarronado con ciertos toques de rosa anaranjado. Generalmente posee un veteado recto y dibujos densos, aportando calidez a la vez que su aspecto uniforme incide en que parezca la residencia más espaciosa. Con el tiempo los tonos naranjas tienden a tornarse más ámbar.
El roble (Quercus sp.)
Según la especie es originario de Europa, Asia occidental, Norteamérica y Sudamérica. De todos ellos el roble blanco es el tipo más comúnmente utilizado en suelos tanto por su bello aspecto como por su larga vida. Su madera es dura, densa y extremadamente resistente, lo que lo hace muy apropiada para los parquets. Su color se vuelve más ámbar con el tiempo.
El arce americano (Acer rubrum)
El arce americano es originario de América del Norte y su albura es de color crema con tendencia a marrón rojizo, mientras su duramen varía entre el marrón claro y el oscuro con reflejos rojos, teniendo una dureza del 30% superior a la del roble. Suele tener un dibujo fino con un veteado recto y en ocasiones levemente ondulado. Con el tiempo su color varía del blanco cremoso al dorado.
El cerezo (Prunus avium)
El cerezo es originario de América del Norte. Su madera, un 3% más blanda que el roble es bella, versátil, cálida,… con albura de color blanco cremoso con un duramen que puede oscilar de un rojo intenso a un marrón rojizo, cuyo veteado recto muestra finos dibujos. Su color puede experimentar un acentuado oscurecimiento hacia un rojizo oscuro.
El nogal (Juglans regia)
El nogal tiene su origen en América del Norte. Su madera es de color oscuro con una albura de un blanco cremoso y duramen que va de un marrón claro a chocolate. Es una madera un 10% más dura que el roble que con el paso de los años va adquiriendo un aspecto especial.
El jarrah (Eucalyptus marginata)
El jarrah, como se le conoce a este eucaliptus, es originario de Australia. Es una madera muy utilizada por su durabilidad y dureza (un 25% más dura que la del roble). Su superficie es lisa con un veteado recto. Su albura y duramen varían entre un rosa salmón y un rojo intenso. Su color también cambia con el tiempo y aunque una vez puestos en parquet va de un marrón oscuro a morado rojizo, con el tiempo este se acentúa notablemente.
